lunes, 29 de abril de 2013

Revisión sobre lactancia y alergia


Durante las últimas décadas el efecto protector de la lactancia materna frente al desarrollo de enfermedades alérgicas ha sido objeto de numerosos estudios y debate científico. La mayoría de los estudios demuestran que el ambiente libre de humo de tabaco y la alimentación con lactancia materna exclusiva durante 4-6 meses son las medidas más eficaces para la prevención de la alergia. Es necesario desarrollar estudios que exploren las posibles interacciones entre factores genéticos y alimentación infantil, así como los efectos de algunos micronutrientes y las exposiciones ambientales en el riesgo de la enfermedad alérgica.

La alergia mediada por IgE tiene un componente hereditario. El riesgo de que un niño sufra estas enfermedades es de un 40-60% si ambos padres son atópicos, frente a un 5-10% si ninguno lo es. Los genes implicados en cada una de las enfermedades alérgicas, son diferentes. En el desarrollo de estas enfermedades también participan factores ambientales, que se consideran responsables del aumento que en las últimas décadas ha experimentado su prevalencia en los países industrializados. Es importante identificar estos factores, porque a diferencia de los factores genéticos, sí pueden ser  modificables. La evidencia científica actualmente disponible señala que el ambiente libre de humo de tabaco y la alimentación con lactancia materna exclusiva durante 4-6 meses son las medidas más eficaces para la prevención de la alergia.

A pesar de la evidencia científica actualmente disponible sobre el papel de la lactancia materna en la prevención de las enfermedades alérgicas, el debate sobre este tema continúa al existir disparidad en los resultados de los estudios publicados. Algunos de ellos no encuentran relación entre el tipo de alimentación y el desarrollo de la alergia, otros constatan que la lactancia materna exclusiva tiene un efecto protector frente a las manifestaciones de alergia en las etapas tempranas de la vida, pero no a medio o largo plazo, y algunos incluso comprueban un mayor riesgo de alergia entre los niños amamantados, planteándose la hipótesis de que los niños con lactancia materna estarían expuestos a pequeñas cantidades de estas proteínas alergénicas, que pasan a través de la leche materna, y que en vez de tolerancia oral, inducen sensibilización. Sin embargo esto ha sido refutado en un estudio epidemiológico amplio realizado en el Reino Unido y en revisiones sistemáticas y meta-análisis de estudios observacionales que demuestran de forma consistente el efecto protector de la lactancia materna exclusiva frente a enfermedades alérgicas, que se mantiene en niños mayores de 5 años de edad.

Las discrepancias entre los resultados de estos estudios se pueden explicar por diferencias en el diseño del estudio: prospectivo/retrospectivo, observacional/intervención, tamaño de la muestra, período de seguimiento, etc. En alguno de ellos no se diferencia entre lactancia materna exclusiva o no exclusiva y se utilizan diferentes criterios para medir las variables contundentes y para ajustar para esas variables. La variabilidad en la definición de alergia y atopia también puede explicar los resultados discordantes.
Actualmente continúa sin conocerse bien el mecanismo por el que la leche materna podría ejercer este efecto protector frente a la alergia.
Se postulan diferentes hipótesis; la menor exposición a antígenos externos en lactantes alimentados al pecho, con el consiguiente menor riesgo de sensibilización, la protección frente a infecciones que podrían suponer un estímulo para el desarrollo de atopia, la influencia de diversos componentes de la leche materna en la maduración gastrointestinal del niño, sobretodo a nivel de la barrera mucosa y de la flora gastrointestinal y su contenido en ácidos grasos omega-3, citoquinas y otros péptidos bioactivos con propiedades antiinflamatorias e inmunomoduladoras.



A pesar de las discrepancias y dado que la mayoría de los estudios demuestran que la lactancia materna exclusiva en el lactante con antecedentes familiares de atopia, y en menor medida para la población general, ejerce un papel protector frente a la dermatitis atópica, asma y rinitis alérgica, las principales sociedades científicas relacionadas con el tema (American  Academy of Pediatrics (2000), European Society for Paediatric Allergology, Hepatology and Nutricion (Host A 1999) recomiendan firmemente la lactancia materna en caso de antecedentes familiares directos. 

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